Consejo de Cuentas de Castilla y León

Un modelo con amplio horizonte.

El treinta aniversario del Estatuto de la Comunidad liga inexcusablemente la oportunidad retrospectiva a la reflexión sobre las grandes dificultades del presente y los desafíos de futuro. Por ello comienzo enunciando el que considero eje vertebral del debate sobre la vigencia del Estado de las Autonomías: la pertinencia de las instituciones y del ordenamiento jurídico que las regula debe tener su principal anclaje en su utilidad para el servicio que prestan a los ciudadanos y en su capacidad para seguir superando los problemas existentes. Desde esta premisa, reitero mi convencimiento de que el modelo autonómico resulta indisociable del avance registrado por el conjunto de la sociedad española en nuestra etapa de estabilidad democrática más duradera.

Es cierto que la dura crisis económica que atravesamos está evidenciando la conveniencia de afrontar reformas urgentes que permitan corregir muchas ineficiencias estructurales. Pero la obligada puesta a punto de la maquinaria que soporta nuestro estado de bienestar no tiene porqué representar una enmienda a la totalidad como ciertas corrientes de opinión defienden. Muy al contrario, permite fortalecer una fórmula que se ha demostrado válida, siempre que se subsanen determinados factores que lastran su adecuado funcionamiento. Más aún, la envergadura de los cambios por abordar requiere de un marco de estabilidad institucional generador de confianza. No obstante, es cierto que la sociedad demanda legítimamente una mayor transparencia de los poderes públicos, por lo que será necesario mejorar su control, que ha de efectuarse con inmediatez y agilidad, y así conseguir tanto que la gestión pública tenga la credibilidad de los ciudadanos como el reforzamiento de la calidad del sistema democrático.

Es tiempo para una política con altura de miras, capaz de suscitar amplios consensos y de conectar con las inquietudes y necesidades de la población, con soluciones constructivas para hacer sostenibles prestaciones básicas como la sanidad, la educación o los servicios sociales. No hay razón para planteamientos de tierra quemada. Castilla y León es hoy un lugar notablemente mejor para vivir que hace tres décadas. Buscar nuevos horizontes no significa desandar el camino de una historia de progreso colectivo.

Jesús Encabo, presidente del Consejo de Cuentas de Castilla y León